LA ESCALINATA CAÑARI
Mientras se realizaba la investigación arqueológica del Barranco en 1993-1994 como paso previo para el diseño de aquel Pórtico, se descubrió un camino que descendía desde la Plaza Ceremonial y cruzaba por todo el talud, con dirección Este-Oeste. Se trata de una escalinata abierta en la roca, de aproximadamente 2m de ancho y 193 escalones, revestidos con cantos rodados según la técnica cañari. Su función de acceso a la Plaza ceremonial debió ser muy restringida, quizás solo para quienes recibían productos de fuera, provenientes de Silante, Sisid y territorios circunvecinos.
Es probable que ya en tiempo de los incas se haya clausurado y rellenado toda esta escalinata (Cañaris) por considerarla una amenaza para la estabilidad del Barranco y del mismo Templo de Ingapirca, pues la estratigrafía geológica señala que las capas superficiales del talud no son muy consistentes; pero tratándose de un testimonio arqueológico muy peculiar, se ha decidido ponerlo en evidencia y en valor, integrándole al recorrido turístico. En efecto, ahora lo protege un muro ciclópeo de contención que se halla totalmente enterrado. Este muro nuevo está diseñado para contrarrestar los posibles deslizamientos de los escalones y, además, para sostener sobre su cabeza un pequeño sendero de 0.80m de ancho, por el que los turistas pueden caminar a pocos centímetros de la escalinata cañari, sin entrar precisamente en ella.
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Vistas de la escalinata de los Cañaris antes los Incas |
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